martes, 2 de abril de 2013


Calcula Nadie que este mes se saldrá de la trigonometría y entrará en los cálculos diferencial e integral y de ahí a quién sabe dónde, si supera el tramo. La aritmética bastante bien, hasta los números complejos. El álgebra no lo tiene Nadie nada mal, hasta las inecuaciones. Hay ramas a las que nadie ha de volver: la geometría, la geometría analítica, el álgebra lineal. Están la combinatoria y la estadística, territorios casi vírgenes y escribe casi vírgenes porque curiosamente en embestidas anteriores empezó Nadie las matemáticas por la combinatoria. Quizás por eso esta vez la ha dejado para lo último. Nadie tuvo nombre y leyó, mucho o poco no sabe, le da pereza con qué medirlo. Hágase notar que para el mundo académico, el que otorga títulos satinados en nombre del rey, Nadie tiene una sola licenciatura, que lo habilita para el grupo A de la Administración del Estado: filología hispánica, especialidad en literatura española. Hombre, piensa Nadie, algo habrá leído, dice él. Hasta ese final académico fue guiado por su superyó (vid. op. Freud). Su ello fue la ciencia ficción desde que lo parió madre. Su yo, Nadie, no tiene nombre. Y su ello fue la ciencia ficción porque no sabía Nadie lo que era la cosmología, en 1970, con seis años, no te jode, anda y que te vayan dando, superyó. Cuando Nadie trata así a su superyó no está tratando así al ser humano del que Nadie lo extrajo, faltaría más. Quien lo extrajo fue Nadie y por tanto que se joda Nadie. La psicología fue la tercera rama del saber que Nadie controló:

1) Sintaxis y literatura.
2) Cosmología divulgativa.
3) Psicoanálisis y psicología cognitivo-conductual.

Nadie ha escrito "controló". Que conste. Ahora va a por las matemáticas, ¿definitivamente? ¿Para? Hay para. Para cerrar la circunferencia con la ciencia ficción que ahora es cosmología porque ahora Nadie sí que sabe qué es la cosmología. En toda vida humana hay que cerrar la circunferencia para morir más o menos en paz. Pero cerrar la circunferencia cuesta un huevo. Al menos, hay que intentarlo. El Nadie posnominal de cuarenta y ocho años está yendo al encuentro del Nadie prenominal que con seis años salía pitando los viernes del colegio para ver en blanco y negro a las seis y media de la tarde en la Philips de lámparas el capítulo correspondiente de "Perdidos en el espacio". Que con y griega, que llegó tarde, lo esté leyendo. Viendo Nadie la gente que lo rodea, lo cual equivale a escribir el mundo, Nadie es de este planeta pero con restricciones. Lo jodido está en que Nadie se dice que se vayan a tomar por el culo sus semejantes excepto cuatro excepciones, que excepciones  hay en cualquier sistema porque, si no, vaya sistema de mierda, oiga usted, quien lo esté leyendo. 

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